viernes, 5 de mayo de 2017

El libro de Daniel y la tesis macabea: mi peregrinaje personal
Parte II


Opiniones de mal sabor
Yo tenía veintiún años y estaba ansioso por conocer la verdad. ¿Quién estaba en lo correcto? ¿Mi profesor o mi iglesia? ¿O la respuesta correcta no era ni la una ni la otra? Cuando recuerdo aquellos días de crisis personal, agradezco a Dios por la terapia de shock del Dr. Heller.

He encontrado que podemos crecer en nuestra fe más rápido cuando experimentamos una crisis de fe, y buscamos a Dios sinceramente con la determinación de aceptar la verdad cualquiera sea el costo. Eso nos humilla y nos conduce a una investigación honesta de la Palabra de Dios.

Reconocí que si mi profesor estaba en lo correcto, yo estaba en problemas con las creencias de la iglesia —especialmente con las profecías en el libro de Daniel. Si el Dr. Heller estaba en lo correcto, mi padre había estado equivocado al presentar las historias del libro de Daniel como eventos históricos, porque deberían haber sido vistas solamente como “cuentos de hadas” o de las “cortes”, de acuerdo a los eruditos histórico-críticos.

Además, las profecías no eran realmente predicciones, sino solo historia escrita después que los eventos tuvieron lugar [vaticinia ex eventu]. Nuevamente, las implicancias eran transparentes: las explicaciones adventistas del libro de Daniel no eran verdaderas. Consecuentemente, el corazón del mensaje adventista se quebraría y las explicaciones proféticas necesitarían una reinterpretación. Nuestra misión como movimiento profético colapsaría.


Lecciones de historia
Gracias al Señor, a pesar de mi confusión, yo no estaba listo, yo no estaba listo para izar una bandera blanca o al menos no rendirme sin una batalla. Y esto quería decir que debía estudiar por mí mismo, mucho más profundamente que nunca antes. Y me dije a mí mismo: “No seas selectivo ni apresurado en tu juicio. Sé paciente, no saques demasiado rápido tus conclusiones. Tienes que estudiar este asunto más cuidadosamente. ¡Aprende a vivir con tus interrogantes! Vas a tener que orar y estudiar duramente, y cuando tengas toda la información posible desde ambos lados, tomarás tu decisión”. Pensaba que si nuestra interpretación profética estaba correcta, entonces Dios me daría una buena respuesta para el Dr. Heller.

Además, yo no debía simplemente confrontar a mi profesor con la verdad, sino más bien hablarle con amor, respeto y cortesía. Tendría que enfrentar sus argumentos con sus armas y en su idioma, para que pudiese ver la fuerza y honestidad de mi posición.Yo tenía que aprender, sin embargo, que presentar la verdad no es así de simple, porque nuestras presuposiciones flosófcas —los lentes que ponemos en nuestros ojos espirituales, es decir, la forma en que nos aproximamos a las Escrituras mismas— deben tratarse. A menudo, el problema real no es la incredulidad sino la hermenéutica de aquellos que dicen creer en el mensaje bíblico. Especialmente signifcativo es el problema de entender la historia. Pero cuán a menudo he escuchado, “¡Lo que es importante es el mensaje, no la historia!” ¿Podemos realmente tener un verdadero mensaje sin estar basados en la historia? Considere la resurrección de Cristo. ¿Es un hecho histórico o solamente una hermosa creencia? Jesús vino en la carne, exactamente en el momento señalado.
Resucitó en la historia y este hecho es nuestra única esperanza de vida eterna. La historia de la salvación es una historia real (ver 1 Co 15:12-20). Separar la fe de la historia es para mí como el neo-docetismo o el neo platonismo. Tratar de encontrar en alguna parte de la narrativa bíblica un núcleo histórico y rechazar el resto es como un efecto “cebolla”. Usted saca diferentes capas de la cebolla para llegar al corazón de ella, pero después de sacar todas las capas descubre que no hay un corazón porque una cebolla está solamente compuesta de varias capas. Construir nuestra teología solo sobre la proclamación o la fe es muy peligroso, podría ser que al fnal no quede nada. Es como hacer de la teología una flosofía que está construida sobre ideas llamativas que no tienen relevancia en la vida física ni en la historia.

Zapatos doctorales
Después que recibí mi título de Maestría en Teología en 1979, trabajé como pastor por seis grandiosos años. Pero siempre la imagen y argumentos de mi amable profesor de Antiguo Testamento, Jan Heller, permanecieron en mí. Creo que fue el Espíritu Santo que me impulsó a ir al fn a él con un pedido: ¿Estaría él dispuesto a ser mi profesor guía y aceptarme en un programa doctoral? Ahora, usted puede darse cuenta que ningún adventista en mi país había alguna vez buscado matricularse en estudios doctorales relacionados a Teología. Yo había determinado que si tenía que escribir mi tesis algún día, buscaría ser el testigo de Dios por la verdad. Eso signifcaba para mí que debía escoger un tópico enriquecedor no solo para nuestra comunidad adventista, sino especialmente para mis muchos amigos protestantes. Por supuesto, el Dr. Heller preguntó cuál sería. Yo cortésmente pedí escribir una tesis acerca de la fecha y del autor del libro de Daniel y hacer una exégesis del pasaje clave de ese libro —las 70 semanas de Daniel 9:24-27.
Tuvimos una larga y agradable conversación. Heller explicó que hay un claro consenso entre los eruditos del Antiguo Testamento acerca del autor del libro de Daniel, y que yo no podría obtener nada signifcativamente nuevo para discutir. No desanimado con su respuesta, la cual esperaba, le dije que nuevos hallazgos en este campo de estudio indicaban que el autor del libro de Daniel debería ser investigado cuidadosamente una vez más (voy a ahorrarle la molestia de un detallado informe de nuestra larga conversación). La respuesta de Heller incluía su erudición y su cortesía: “Si yo estuviera en sus zapatos, no lo haría porque es una pérdida de tiempo. 

Pero usted es joven; inténtelo y veremos. Si usted descubre algo nuevo y valioso, y si sus argumentos son sólidos, lo apoyaré y usted puede obtener su doctorado en teología. Si no, tendrá que elegir otro tópico”.

Acepté su desafío. Era vital para mí y un asunto de sí o no: O probaba que Daniel era el autor del libro de Daniel o no tendría argumentos valiosos, y debería aceptar las consecuencias. Quería ser honesto. No quería ser un pastor ni un miembro de una comunidad de fe que no podía defender sus creencias.

Parte Final
El libro de Daniel y la tesis macabea: mi peregrinaje personal
Parte Final


Argumentos irrefutables
Trabajé duro. En ese momento yo era un pastor de tiempo completo y profesor de algunas horas en nuestro seminario. Primero reuní todos los argumentos a favor de la Tesis Macabea, los analicé y los evalué.

Finalmente los dividí en cinco categorías o grupos:

1. Argumentos históricos (supuestos errores históricos [el 605 AC Nabucodonosor no estaba en Jerusalén; Jeremías 25 y Daniel 1:1 están en contradicción; de acuerdo a la Oración de Nabonido, fue Nabonido y no Nabucodonosor el que estuvo loco; Belsasar como el último rey de Babilonia; la no historicidad de Darío el Medo], la posición de Daniel en el Canon Hebreo, y la tardía evidencia literaria para el uso de Daniel).

2. Argumentos lingüísticos (el uso del término kasdim; el hebreo y arameo del libro de Daniel entendidos como de un origen tardío; palabras persas en Daniel; palabras griegas en el libro; aparición de dos idiomas en Daniel).

3.Argumentos teológicos (angelología desarrollada; creencia en la resurrección; el hecho que se evite el nombre de Jehová; hábitos de ayuno y oración).

4.Argumentos literarios (uso apocalíptico de pseudónimo; origen tardío del género apocalíptico).

5.Argumentos exegéticos (demostración del esquema de cuatro imperios mundiales; secuencia de los cuatro imperios mundiales; cuerno pequeño como Antíoco IV Epífanes; el capítulo 11 y las guerras macabeas).

Después de algún tiempo presenté una parte de mi primer y crucial capítulo al profesor Heller. Era acerca de todas los supuestos errores históricos en el libro de Daniel. Él escuchó cuidadosamente, me hizo varias preguntas difíciles y después que le hube leído todo lo que había preparado, hizo una pausa. Esperé su reacción y veredicto. “Jiři, hizo un buen trabajo. No puedo refutar sus argumentos”. Sus palabras eran como una melodía a mis oídos. Continuó: “Pero [yo temía mucho esta palabra] hay también otros argumentos a favor de la Tesis Macabea, especialmente argumentos lingüísticos. Si usted me convence contra ellos, entonces yo lo apoyaré”. Cuán feliz y aliviado estaba. Sabía que Dios estaba obrando.

Varios meses más tarde presenté la segunda parte del primer capítulo tratando la lingüística. Había investigado todos los asuntos sobre el término kasdim, hebreo y persa, palabras griegas y arameo en el libro de Daniel y Heller estaba satisfecho. Ahora me animó a estudiar todos estos puntos en profundidad y a escribir sobre el asunto. Él estaba activamente involucrado en la escritura de mi tesis y me aconsejó muy perspicazmente. Añadió: “Cuando los eruditos histórico-críticos trabajan con un texto bíblico destruyen, usted construye”.

Luego siguieron partes adicionales de este capítulo crucial acerca de los argumentos teológicos, literarios y exegéticos de la tesis macabea. Este análisis y evaluación concluyó el primer gran capítulo de mi tesis. En seguida vino el capítulo acerca de la unidad del libro de Daniel. Heller me dijo que esta era la mejor parte de mi tesis. El tercer capítulo examinó los argumentos a favor de la tesis exílica (o tesis persa, como yo la llamé), porque hay muchos argumentos positivos para la autoría del libro de Daniel en el siglo VI AC (i.e., el alto uso del libro de Daniel en Qumrán, algunos argumentos exegéticos y evidencias extrabíblicas que atestiguan de la veracidad de los eventos históricos descritos en el libro de Daniel, etc.). 

El último capítulo de mi tesis trataba de la profecía de las 70 semanas y demostraba que esta profecía tiene que ser vista como una predicción acerca del Mesías, Jesucristo, y no acerca de algunas personas del período macabeo.

La decisión erudita
El profesor Meter Pokorny, el mejor erudito del Nuevo Testamento en mi país, se oponía a mi tesis. Yo estaba ansioso de saber qué pensaría después que hubiera leído mi tesis. Aunque él no estaba de acuerdo con mi posición fnal, apoyó mi tesis. Él todavía pensaba que era posible que alguien hubiera compuesto el libro en tiempos de los macabeos. Me dijo: “El simple hecho de que usted reúna todos los argumentos de la Tesis Macabea y que los analice y evalúe es muy signifcativo; y este trabajo es sufciente para darle su título de doctorado puesto que ha hecho mucho más”. Yo estaba alborozado. El mejor erudito del Nuevo Testamento en mi país estaba de acuerdo en que mi tesis era sólida, aunque no estaba de acuerdo completamente con mis puntos de vista. Daniel 6:27 dice que Dios “rescató a Daniel del poder de los leones”. Yo sé que es imposible rescatar a Daniel de la “cueva de la crítica” argumentando, pero los argumentos son importantes. Por supuesto, el cambio real puede lograrse solamente por el Espíritu Santo.

“Una adición extremadamente valiosa”
Argumentar a favor de Daniel como autor del libro de Daniel en una Facultad protestante y mostrar su aplicación cristocéntrica, no era fácil. Recibí mi grado doctoral en 1990. Dios me dio una victoria abrumadora porque el profesor Heller cambió su modo de pensar —señal de la grandeza de un profesor. Mi tesis y discusiones personales lo ayudaron a ver este asunto desde una perspectiva diferente. Hoy, él cree que el libro de Daniel no fue escrito en el siglo segundo. Sin embargo, él preferiría el siglo quinto o cuarto para esa tarea y no el sexto debido a la transmisión oral del texto, aun cuando esto se apoya sobre una presuposición no probada, como él mismo admite. Hoy él abiertamente dice que hay dos puntos de vista sobre la autoría del libro de Daniel. Una es la Tesis Macabea, y la otra la Tesis Persa (o exílica) que dice que el profeta Daniel o alguien de su círculo escribió el libro (como su pupilo o escriba). Él siempre asocia mi nombre con el segundo punto de vista.
En el prefacio de mi tesis, que fue publicada en 1995, él escribió: “El trabajo del Dr. Moskala es una adición extremadamente valiosa a nuestra literatura teológica” y “no debería ser pasada por alto por alguien que desea tratar en profundidad con el libro de Daniel”. En uno de sus artículos escribió acerca de mi tesis: “Me gustaría decirlo de este modo: Jiří Moskala, en su trabajo excepcional, probó que no necesitamos creer en la tesis macabea. Él presentó una alternativa. Una alternativa excepcional. 

Es tan valiosa que quien quiera estudiar el libro de Daniel en el futuro, tiene que considerar seria y responsablemente su tesis”. A eso yo puedo decir, “Gracias, Señor, por tu mensaje hermoso y defendible que nos dejaste a través del profeta Daniel”. Y también porque tú verdaderamente me sostuviste de mi mano derecha, como prometiste, y me dijiste, ‘No temas, yo te ayudo’ (ver Is 41:13).

Daniel está sobre una base sólida. Hoy, yo creo que si un creyente escoge tomar la posición que el libro de Daniel fue escrito en el siglo sexto AC. por el profeta Daniel o su pupilo, esta persona tendría buenos argumentos para este punto de vista y sería intelectualmente honesto.

A Dios solamente sea la gloría. Soli Deo Gloria.


El libro de Daniel y la tesis macabea: mi peregrinaje personal
Parte I


La oveja negra
Nací siete años después del fin de la Segunda Guerra Mundial en lo que ahora se llama República Checa. En los primeros años del siglo XV, el reformador y mártir Juan Huss la llamó Bohemia; cuando nací la llamaron Checoslovaquia. La República Checa difícilmente está aislada; comparte límites con Alemania, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Austria.

La mayoría de los americanos recordarán que los ejércitos de Hitler invadieron mi país el 1 de octubre de 1938. Más tarde fue el turno de la Unión Soviética; el 21 de agosto de 1968 los ejércitos aliados de Varsovia aniquilaron los intentos de Alexander Dubcek de darle un aspecto humano al comunismo checo.
Por providencia de Dios nací en una familia adventista del séptimo día. Dos años antes de mi nacimiento, mis padres se habían convertido del catolicismo romano al adventismo. Su decisión no fue hecha a la ligera; demandó real dedicación a Dios y a su Santa Palabra.
A los siete años, cuando comencé a ir a la escuela, todos los niños tenían que asistir a clases seis días a la semana. Fue muy difícil (aun peligroso) no ir a la escuela en sábado. Mis padres me enseñaron que obedecer a Dios es más importante que obedecer a las autoridades humanas. ¡Ni un sábado asistí a la escuela! Muy a menudo fui puesto en ridículo, motivo de risas, e incluso a veces castigado por mis ausencias semanales. Los niños frecuentemente no querían jugar conmigo debido a mi reputación como creyente. Era una “oveja negra”. La escuela para mí era un terror psicológico que se intensificaba los viernes y los lunes cuando muy a menudo era interrogado, tenía pruebas especiales y exámenes. Desde mi niñez en adelante tuve que luchar por mi fe. Esto fue una buena escuela para aprender la obediencia a Dios y a sus mandamientos. 

Yo no era el único; no solo en Checoslovaquia sino a través de toda Europa, miles de niños adventistas habían tenido la misma experiencia que yo.La mayoría permanecieron feles a Dios aun cuando tuvieron un “lavado de cerebro” con la teoría de la evolución —presentada no como una teoría sino como un hecho. Permanecieron feles debido a que habían conocido a Dios. A menudo, para consternación de los profesores, ¡eran los mejores alumnos en la escuela! Generalmente es así cuando la juventud reconoce que son hijos e hijas del Rey. Y no solo un rey, ¡sino el Rey del Universo!

¿Problemas de ubicación?
En 1972, cuando tenía 20 años, me matriculé en nuestro Seminario Teológico Adventista que había sido abierto en 1969, solo un año después de lo que los checoslovacos, que habían vivido varios inviernos comunistas, llamaban la “Primavera de Praga”. Sin embargo, el “invierno” volvió pronto. A mediados de 1973 el gobierno comunista cerró el Seminario Adventista. ¿Qué iba a hacer yo? La junta (comité ejecutivo) de nuestra Unión decidió que debería asistir a una Facultad Protestante. Por consiguiente, me matriculé en la Facultad de Teología Evangélica
Komenius, en Praga (en 1990 cambió su nombre a Facultad de Teología Protestante de la Universidad Charles). Amigos, miembros de iglesia, me aconsejaron: “¡Esté alerta! ¡Ten cuidado! ¡Sé crítico!” No me tomó mucho tiempo darme cuenta que mi educación previa no me había preparado sufcientemente para determinar cómo evaluar y criticar lo que estaba encontrando.

La primera charla brillante que escuché apoyaba la sencillez del canon bíblico. Aquellos que transmitieron la Biblia, ¿habrían escogido los libros correctos entre una amplia selección disponible? Y qué de los otros libros: ¿deberían algunos de ellos haber sido incluidos en el canon? La segunda charla trató sobre la inspiración de la Biblia —o más bien, la no inspiración de la Biblia. ¡La Biblia, se me dijo más tarde, no es la Palabra de Dios, pero usted puede encontrar la Palabra de Dios en la Biblia! El texto bíblico solo puede llegar a ser la Palabra de Dios existencialmente para una persona. Esto me dejó con preguntas cruciales: si no puedo tomar seriamente la Biblia porque contiene, como afrmaba el profesor, muchas contradicciones, errores históricos, falta de unidad en el mensaje y en los tiempos bíblicos “ellos” pensaban y hablaban diferente, entonces ¿puedo confar en ella y tomarla como una guía para mi vida?

Daniel: La versión revisada
Fue una gran alegría cuando al fn estábamos estudiando el libro de Daniel. Desde mis primeros años, mi padre —un gran contador de historias— me había contado acerca de las profecías de ese libro. Me incliné hacia delante ansiosamente mientras Jan Heller, el profesor de Antiguo Testamento más respetado en mi país, subió al podio. El libro de Daniel, dijo, no fue escrito por el profeta Daniel, sino por un escritor desconocido en el II siglo AC, durante el tiempo de las guerras macabeas cuando Antíoco IV Epífanes reinaba y oprimía a Israel.

El Dr. Heller apoyaba sus aseveraciones con argumentos convincentes: errores históricos en el libro (mientras más alejado de la era macabea, más grandes los errores); el uso de los idiomas arameo y griego; enseñanzas acerca de los ángeles y la resurrección; pseudónimos (nombres fcticios de presuntos autores) del libro; y, de acuerdo con algunos textos extrabíblicos, Nabonido, y no Nabucodonosor, tuvo una enfermedad mental.

Luego, nos dijo que Daniel 9 no habla acerca del Mesías, Jesucristo, sino acerca de Ciro u Onías III, y de Antíoco IV como siendo el anticristo. Su charla, que incluía la llamada Tesis Macabea, era impresionante y estaba bien documentada.
La clase del Dr. Heller creó una agitación en mi mente. Todo lo que yo había pensado que estaba seguro ahora parecía derrumbarse. Sus argumentos no solo persuadían; Heller mismo era un cristiano amable, sincero y educado con una actitud cortés hacia los creyentes que no compartían sus puntos de vista. Bajo el comunismo, los cristianos checos tendían a apoyarse mutuamente, cualquiera haya sido su confesión religiosa; sabían que signifcaba luchar por su fe. El profesor Heller, llegué a creer, quería ayudarnos a nosotros los estudiantes a obtener una mejor comprensión de la Biblia. Quería ayudarnos a construir una fe madura.

Nos trataba tan cortésmente como si fuéramos sus hijos e hijas. ¿Cómo iba a reaccionar yo ante tal profesor, amable y estimado? Los problemas del libro de Daniel, tal como él los presentó, me llevaron a una crisis de fe. Yo no tenía respuestas a sus argumentos.

Parte II

martes, 5 de agosto de 2014

El Gnosticismo Y Otros Grupos (Parte III)

Nicolaítas

Este nombre se usa por primera vez en el libro de Apocalipsis, en el mensaje a la iglesia de Éfeso (cap. 2:6), donde la "doctrina de los nicolaítas" se presenta como el equivalente en los tiempos apostólicos de la "doctrina de Balaam", quien instigó al pueblo de Israel para que cayera en la idolatría y la fornicación en el tiempo de Moisés (cf. Núm. 24:1,25; Apoc. 2: 14; PP 479-486). No existe la historia de esa "doctrina", pero en el mensaje a Tiatira se dice que la mujer Jezabel origina la misma clase de males (Apoc. 2: 20) que los que se atribuyen a la "doctrina de los nicolaítas".
Escritores cristianos posteriores se ocuparon del término "nicolaítas". Ireneo, el primero que lo trató (Contra herejías i. 26), menciona como el fundador de esa secta a Nicolás, uno de los siete diáconos designados para que cuidaran de la administración de la iglesia primitiva (Hech. 6:1-3,5) y descrito como "prosélito de Antioquía". Tertuliano, Hilario, Gregorio Niseno y Epifanio (Contra herejías i. 1, Herejía xxv) concuerdan en que está implicado el tal Nicolás, pero varían en el grado de culpabilidad que le atribuyen. Un relato dice que Nicolás celaba muchísimo a su bella esposa, y que para vencer ese mal sentimiento cayó en el pecado peor de defender la promiscuidad. Basándose en esto, se supone que un sector de la iglesia, compuesto sin duda de cristianos judaicos, habría caído en pecados semejantes a aquellos en que participaron los hebreos inducidos por el plan de Balaam
.
Debe notarse que las mismas faltas contra las cuales amonestó el Señor en sus mensajes a Pérgamo y Tiatira (Apoc. 2:12-29), estaban entre aquellas cosas prohibidas por el concilio de Jerusalén: "Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos... y de fornicación" (Hech. 15:29). Parece que el problema causado por los nicolaítas ya había surgido en el tiempo de este concilio, quizá en forma incipiente. Pablo, al hacer frente a condiciones similares en Corinto, evidentemente no las consideraba como características de un movimiento definido (1 Cor. 5:16, 8; 10:5-11), aunque se refiere específicamente al caso de Israel con Balaam (cap. 10:8).
Pero Pedro (2 Ped. 2:9-22) y Judas (Jud. 4-13) hablaron con dureza acerca de miembros de la comunidad cristiana, que en las fiestas de amor (ágap') de los primeros tiempos relacionadas entonces con la Cena del Señor eran culpables de los males que se atribuyen a los nicolaítas (ver com. Apoc. 2: 6). Es una extraña coincidencia que por instigación de los judíos en la última parte del siglo II y en los comienzos del siglo III, los cristianos fueran acusados de faltas repulsivas relacionadas con sus fiestas. Esas acusaciones, similares a las atribuidas a los nicolaítas, fueron dirigidas por los paganos (Orígenes, Contra CelsoVI. 27; Tertuliano, Ad Nationes 1.14) contra los cristianos. Aparte de estas acusaciones, difícilmente puede dudarse de que las transgresiones atribuidas a los nicolaítas no existieran dentro de cierto grupo de la iglesia primitiva. La pregunta que se debe responder es hasta qué punto los nicolaítas constituyeron un movimiento organizado, consciente de su existencia. Acerca de esto sólo hay los indicios dados en las referencias bíblicas citadas.

En cuanto a las aplicaciones proféticas de la actuación de los nicolaítas en las iglesias de Pérgamo y Tiatira, ver Apoc. 2:6,14,20 (6CBA: pp. 55-60).

Dios les Bendiga Y Les Guarde
El Gnosticismo Y Otros Grupos 
(Parte II)
El concepto gnóstico acerca de Jesús, variaba. Algunos enseñaban lo que acabamos de bosquejar. Otros declaraban que él no había tenido en absoluto cuerpo material, sino que era tan sólo una apariencia. Por lo tanto, éstos son conocidos como docetistas (Gr. dokéo, "parecer").
Algunos gnósticos enseñaban que mediante la obra de Cristo la materia sería liberada de la oscuridad; otros, que la materia sería vencida y desaparecería, y los espíritus de los hombres serían liberados para ser reabsorbidos dentro del buthós, o para convertirse en espíritus libres del mundo incorpóreo.
Había muchas formas de gnosticismo cristiano, presididas por sus correspondientes líderes. Cerinto fue un gnóstico contemporáneo del apóstol Juan, detestado, según se dice, por el apóstol. Los docetistas, contra quienes es evidente que escribió Juan, eran un serio problema para el verdadero cristianismo. Basílides, aunque posterior al apóstol Pablo, presentó una enseñanza similar a aquella contra la cual escribió el apóstol en su Epístola a los Colosenses. Taciano, el autor de la primera armonía de los Evangelios, fue un gnóstico del siglo II. Saturnino y Valentín fueron gnósticos que causaron dificultades en el siglo II, así como lo hicieron Manes (de aquí maniqueo) y Bardesanes en el siglo III. Orígenes combatió en algunos de sus escritos a un grupo gnóstico llamado de los ofitas. Alrededor del año 200 se podían identificar unas 65 formas diferentes de gnosticismo.
Los pensadores gnósticos usaban ampliamente las Escrituras, interpretándolas para que concordaran con sus teorías. Reunían tradiciones que habían surgido en la iglesia y las acomodaban para sus propósitos. Usaban sin trabas los escritos de otros autores gnósticos, y se valían de los escritos de cualquier pensador anterior que les parecieran útiles. Utilizaban los escritos judaicos especulativos de la época, además de valerse abiertamente de filosofías paganas contemporáneas y anteriores.
El pensamiento de los gnósticos causó un impacto sobre el cristianismo durante los años de la formación de la iglesia, y por esto influyó mucho en ella. Las especulaciones y distorsiones del gnosticismo estimularon al pensamiento cristiano a resistir la herejía e indujeron a sus pensadores a formular una teología cristiana. El Evangelio de Juan debe considerarse como uno de los primeros intentos de hacerlo, escrito quizá para combatir al gnosticismo incipiente. Pero Orígenes es el primer escritor cristiano que elaboró una teología bastante sistemática.
El gnosticismo estimuló también a la iglesia cristiana para que acelerara la formación de una organización que tuviera autoridad, para que se constituyera una jerarquía sacerdotal, y para que se llegara, en cierta medida, a un acuerdo en cuanto al canon bíblico. El énfasis que ponía en los espíritus del mundo invisible sin duda motivó a la iglesia cristiana a tomar ideas paganas acerca del estado consciente de los muertos. Es muy probable que la jerarquía de espíritus de los gnósticos sirviera para que la iglesia desarrollara su veneración por los santos. El gnosticismo indujo a la iglesia a practicar un método especulativo y sumamente alegórico de interpretación de la Biblia. Además, indujo al cristianismo a que abrazara la tradición como autoridad junto con las Escrituras. Por cuanto el gnosticismo se oponía al judaísmo, el contacto con él aceleró la formación del antijudaísmo en la iglesia cristiana.
Como la escuela de teología cristiana alejandrina, bajo el liderazgo de Clemente y Orígenes, usaba el término "gnóstico" para referirse a su forma de vida y pensamiento cristianos, destacando el conocimiento intuitivo de los asuntos divinos, se ha pensado que esos líderes y sus escuelas fueron gnósticos en el sentido de lo que acabamos de mencionar. Esto no es verdad. La escuela alejandrina fue una escuela especulativa y filosófica muy influida por el platonismo, y por lo tanto conocida más tarde como la escuela platónica del cristianismo. Pero los cristianos alejandrinos combatían a los gnósticos que eran muy dados a la especulación, rechazaban la teoría de las emanaciones y de las tinieblas vencedoras, e insistían en la personalidad de Dios el Padre, en la deidad de Jesucristo y, en gran medida, en la personalidad del Espíritu Santo. Identificaban al Jehová del Antiguo Testamento no como el demiurgo, sino como el Dios del Nuevo Testamento, y daban a las Escrituras un lugar de supremacía. La escuela alejandrina contribuyó a la formación de la apostasía de los siglos posteriores, pero no por la vía del gnosticismo extremista. 


Los Docetistas
Los Docetistas (Gr. doketói, del verbo dokéo, "parecer", "tener apariencia") fueron un grupo de gnósticos que sostenían que la primera venida de Cristo a la tierra debía explicarse sólo como una "apariencia". El docetismo enseñaba que la materia era mala, especialmente la carne; por lo tanto esta doctrina no podía aceptar la idea de que lo divino pudiera formar una unión con lo humano mientras los hombres vivieran en la carne. El docetismo negaba enteramente la humanidad de Cristo, pues consideraba que lo que se vio fue sólo una visión. Esto era directamente opuesto al ebionismo, que era eminentemente práctico y pleno de actividad. El docetismo, sutil tanto en su pensamiento como en sus métodos, fue un serio problema, incluso para los líderes cristianos del tiempo de Pablo y Juan. Pablo quizá se ocupó de algunas formas de docetismo en su Epístola a los Colosenses. Es imposible dudar de que Juan tuviera en mente al docetismo cuando escribió la exhortación a sus hermanos cristianos, para que recordaran que Jesús pudo ser tocado y palpado y que habitó entre los hombres como una realidad (1 Juan 1: 13). No importa qué otras herejías posteriores puedan incluirse dentro del término "anticristo", debe reconocerse en forma inequívoca que Juan se refiere aquí principalmente a la herejía de los Docetistas.
El Gnosticismo Y Otros Grupos
Lo que se sabe del gnosticismo proviene principalmente de los primeros escritores cristianos, que le eran hostiles. Hombres como Ireneo, Tertuliano, Hipólito y Orígenes escribieron contra el gnosticismo porque reconocían que sus enseñanzas eran peligrosas para el cristianismo; sin embargo, entre los Rollos del Mar Muerto se han encontrado documentos que algunos eruditos piensan que contienen pruebas de una tendencia gnóstica judaica antigua. Un descubrimiento más directo que se refiere al gnosticismo fue hecho en Chenoboscion, Egipto, en 1946, donde se descubrió una biblioteca de obras gnósticas de casi 1,000 páginas de papiros. Esta extensa colección ha permitido aumentar el conocimiento que se tiene del gnosticismo.
En realidad no hubo una secta gnóstica, sino tendencias al gnosticismo presididas por líderes que a veces tuvieron pocos seguidores, y en otras ocasiones muchos. El gnosticismo no fue tanto un movimiento como un modo de pensar. No tuvo una organización que abarcara todo el movimiento, y en sus adeptos no hubo la conciencia de que podían formar una unidad. Es evidente que llegó a ser un problema para los líderes del cristianismo en los últimos años de la era apostólica, y hubo que hacerle frente hasta los últimos años del siglo III.

El Antiguo Testamento habla de conocer a Dios (Jer. 9:23-24), pero no se trata de un conocimiento especulativo, sino más bien de un trato con Dios que resulta de aceptar por fe lo que él revela acerca de sí mismo. El Nuevo Testamento también se refiere a una "gnosis" espiritual o "conocimiento", pero que no es una filosofía abstracta. En primer lugar es algo práctico: un conocimiento espiritual de Dios, basado en sus propias revelaciones y que actúa en las experiencias de los cristianos. "Conocer" podría tomarse como el tema del Evangelio de Juan. El apóstol destaca el conocimiento de Dios y registra la afirmación de Jesús de que conocer a Dios y a su Hijo es tener vida eterna (Juan 17:3). Juan destaca la realidad de Jesús y el gozo de tener comunión en el conocimiento de él, en términos de ver en realidad al Señor y de tocarlo (1 Juan 1:17). Para Pablo, conocer a Cristo es un simple hecho experimental al alcance de todos. Pero también hay una sabiduría más profunda al alcance del cristiano maduro y "perfecto", que a su vez se transforma en perfección. "Hablamos - dice Pablo - sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, […] la que ninguno de los príncipes de este siglo no conoció " (1 Cor. 2:6-8).
Hay una "palabra de sabiduría" un don del Espíritu acerca del cual habla Pablo (1 Cor. 12:78). Por ejemplo, el concilio de Jerusalén había dispuesto que los cristianos de origen gentil debían evitar todo contacto con los ídolos, y que aun debían abstenerse de alimentos ofrecidos a éstos. Pablo hace notar que los que tienen un conocimiento maduro comprenderán que los dioses paganos son espíritus de demonios y que los ídolos que se hacían para representarlos no eran nada. Por lo tanto, no tiene trascendencia alguna si un alimento ha sido ofrecido a los ídolos o no, y podría comerse ese alimento a no ser que tal acción afectara la conciencia del escrupuloso (1 Cor. 8). 
Además del conocimiento cotidiano y práctico de Dios, esencial para la experiencia cristiana, y el conocimiento más profundo de los "perfectos", hay una falsa "gnosis" que deben evitar los dirigentes de la iglesia, y deben ayudar a otros para que la eviten (1 Cor. 3:20-21).

Hay, pues, dos clases de conocimiento, gnosis al'thin', el conocimiento verdadero, y gnosis pseudonumos, conocimiento falso. Debe distinguirse, porque uno conduce a la salvación y el otro al engaño y a la condenación. El verdadero conocimiento (gnosis) se somete a la autoridad de las Escrituras, y es una especie de fe desarrollada y perfeccionada.
La falsa "gnosis" era presuntuosa y arrogante. Pretendía ser intelectual y estar muy por encima del alcance del vulgo. Se propagaba no mediante pruebas lógicas, sino afirmando su autoridad intuitiva. Después de exponer sus ideas trataba de sistematizarlas y de hacer de ellas una forma de razonamiento discursivo acerca del mundo espiritual.
Por lo que se conoce del antiguo gnosticismo, se puede ver que tenía varias raíces muy profundas y que éstas se habían difundido. Se han propuesto diversas teorías en cuanto a su origen, pero lo más probable es que sea producto de un sincretismo religioso característico del mundo helenístico. Se ve claramente que tomó del pensamiento oriental su pronunciado dualismo, que sostenía la existencia de una lucha perpetua entre la luz y las tinieblas. En esto el gnosticismo es paralelo con el parsismo, que a su vez estaba arraigado en el antiguo zoroastrismo. El desprecio del gnosticismo por lo corpóreo y material recuerda ciertas características del platonismo y de las más antiguas filosofías naturales de Grecia. El judaísmo del tiempo de los Macabeos y de los primeros períodos del cristianismo sintió fuertemente la influencia de los elementos especulativos del gnosticismo, que tendieron a apartarlos de los límites fijados por la autoridad de las Escrituras. Los esenios y los cabalistas judíos parecen haber tenido alguna relación con el gnosticismo. A medida que el gnosticismo traspasó las fronteras del pensamiento cristiano, usó las Escrituras cristianas y tomó prestada la terminología cristiana para disfrazar las formas del pensamiento gnóstico.

Con estas relaciones y antecedentes complejos, y los ambientes espirituales e intelectuales donde surgió el gnosticismo, fue inevitable que hubiera una amplia variedad en el sistema gnóstico si es que se lo puede llamar sistema, con extrañas combinaciones de compatibilidades y de aversiones. Había formas de gnosticismo pagano; había un gnosticismo en el que el paganismo y el cristianismo procuraban combinarse; había combinaciones de paganismo y judaísmo. Algunas clases de gnosticismo cristiano daban la impresión de ser antijudaicas, y otras parecían antipaganas. El gnosticismo fue un intento especulativo, dentro de un método filosófico, de explicar el mundo invisible, de dar una razón para las perplejidades y frustraciones de la vida, y de ofrecer alguna especie de esperanza de alcanzar un gozo triunfante en todo el programa de la existencia.
Es difícil saber cuáles ideas gnósticas eran aceptadas en los diferentes sectores y cuáles eran practicadas en forma general. Es casi tan difícil encontrar un común denominador aplicable a todas las formas de gnosticismo, como lo es hallar un común denominador para todas las formas de hinduismo o de cristianismo. Pero las siguientes ideas parecen haber sido típicas.

1. Detrás de cada cosa que pudiera conocerse o imaginarse, estaba un dios supremo, un espíritu divino. Ese dios era una esencia completamente espiritual e incorpórea. Algunos gnósticos enseñaban que su dios no tenía esencia ni persona. Aplicaban al concepto términos como ábusos, "abismo", y buthós, "profundidad". 

2. Procedentes de ese dios supremo, decían, se habían originado a través de incontables siglos una sucesión de emanaciones llamadas aiones, eones, que eran expresiones del principio originador y servían para hacerlo menos incomprensible. Tomadas en conjunto, esas emanaciones que habían surgido eran llamadas pleroma, "plenitud".

3. Todo esto, a lo que la esencia divina estaba dando expresión, contenía en perfección el principio divino de luz. Pero también había un principio de oscuridad que luchaba con la luz procurando hallar un lugar en el universo de luz y esperando vencerlo finalmente. Si tal cosa hubiera de suceder, sería un inimaginable eclipse de todas las cosas. Finalmente, uno de los eones cayó del pleroma.

4. Como consecuencia de esa difícil situación, resultó la creación de la materia de la mezcla del eón caído con el mundo inferior de oscuridad. La materia era amorfa, disforme, caótica, impregnada de oscuridad y, por lo tanto, mala. El demiurgo una fuerza cósmica casi inconsciente identificado por algunos gnósticos con el Jehová del Antiguo Testamento, dio forma a esa mala materia, y resultó el mundo material. El mundo, pues, siendo material, era esencialmente malo y estaba regido por una fuerza más o menos mecánica.

5. La caída del eón y la formación de un mundo malo necesitaban un acto de salvación. Esto fue emprendido por otro eón, identificado como Cristo. El descendió al nivel del mundo imperfecto, se unió transitoriamente con el hombre Jesús, quizá en ocasión de su bautismo, y permaneció con él hasta poco antes de su muerte. El eón-Cristo cumplió la obra de la salvación rescatando al eón caído, extrayendo la luz de la oscuridad de este mundo y revelando mediante Jesús un conocimiento oculto (gnosis), mediante el cual los hombres pueden ser liberados de la oscuridad y pueden llegar a la esfera de luz

sábado, 2 de agosto de 2014

Apariencia de religiosidad

“Los cuales tienen una apariencia de religiosidad, pero en realidad están lejos de ella. Apártate de ellos” (2 Timoteo 3:5)

Otro texto clásico utilizado por defensores de la fe cristiana en contra de quienes no creen exactamente como ellos es el dado por Pablo a Timoteo. Nuevamente tomado fuera de contexto. Basta sólo una lectura a los textos precedentes para entender que el apóstol está dando, en primer lugar, un consejo local que muchos han convertido en universal, y en segundo término, previniendo sobre el contexto socio-cultural que habría “al fin del tiempo”, una frase difícil de entender, porque sabiendo que Pablo esperaba la segunda venida de Cristo para sus días, lo más probable es que esté pensando en un corto periódo de tiempo, de su época, no de dos mil años después.
¿De quién apartarse? Pues la descripción que da Pablo es clara, de individuos que a todas luces muestran desdén por el cristianismo y muestran una religiosidad falsa, porque sus actos los delatan. Son, según la opinión de Pablo, individuos “egoístas, amigos del dinero, altivos, orgullosos, blasfemos, rebeldes con los padres, ingratos, injustos, desnaturalizados, desleales, calumniadores, desenfrenados, inhumanos, enemigos de todo lo bueno, traidores, temerarios, obcecados, más amigos de los placeres que de Dios” (2-4), luego agrega, “se introducen en las casas y cautivan a mujerzuelas cargadas de pecados; que se dejan llevar de toda clase de concupiscencias, que siempre están aprendiendo sin poder llegar jamás al conocimiento de la verdad” (6-7). A esas personas evita, ¿usted las evitaría? Yo al menos si, sin duda. Utilizar el versículo 5 y aplicarlo a cristianos comprometidos, simplemente porque opinan diferente de mi, es por decir lo menos, una forma burda de usar la Biblia.

“La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza” (Gilbert Keith Chesterton)

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer


miércoles, 30 de julio de 2014

Solo un momento

Meditaciones para el alma


"...y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?..." (Lucas 12:16-21)

En el capítulo 12 de Lucas, Jesús cuenta la historia de un necio granjero que cometió dos errores. Primero, subestimó el rendimiento de sus cosechas y tuvo que derribar sus graneros para construir otros más grandes. Pero después de terminarlos, fue llamado a dar cuenta de su alma. En ese momento, se dio cuenta de lo peligrosamente miope que se había vuelto. Dios resumió su vida con una palabra: "¡Necio!" (ver. 20).

En ese punto, Jesús hizo este comentario: "Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios" (v. 21). Que quiso decir con eso de, ser rico para con Dios?, es hacerse bolsas que no se envejecen, un tesoro en los cielos que no se agota 
(Lucas 12:33).

¿Cómo podemos ser ricos para con Dios y hacernos bolsas que no envejezcan? Ésta era la pregunta que estaba en la mente de Pedro cuando le dijo al Señor: "Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte". Jesús elogió grandemente estas palabras del discípulo. 

Él prometió que sacrificios así tendrían una gran recompensa, tanto en esta vida como en la futura (ver. 30).

Para hacer depósitos en el banco del cielo, tenemos que "dejar todo lo que tenemos". ¿Cuántos de nosotros podemos decir en verdad que hemos dado mayor prioridad al reino de Dios que a lo nuestro, casa, trabajo, pareja, cónyuge e hijos? ¿Cuántos de nosotros estamos construyendo graneros más grandes y volviéndonos más necios mientras tanto? Clamemos a Dios por Su gracia, para que "dejemos todo lo que tenemos" y busquemos primeramente Su Reino.

Que Dios te bendiga.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Las Cuatro Caídas De Satanás (Última Parte)


Cuarta Caída De Satanás


La cuarta caída de Satanás será después del milenios y la segunda resurrección de los impíos.

7- Cuando se cumplan los mil años, Satanás será soltado de su prisión 
8- y saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla. El número de ellos es como la arena del mar. 
9- Y subieron sobre lo ancho de la tierra y 
rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada, y descendió fuego del cielo y los devoró. 
10 -Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apoc. 20: 7-10) 

Fuego del cielo

Entonces se cumplieron las palabras del profeta: "Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero" (Isa. 34: 2). "Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos" (Sal. 11: 6). 


Descendió fuego del cielo. La tierra se resquebrajó. Aparecieron las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras irrumpieron de los abismos. Hasta las rocas ardieron. Había llegado el día "ardiente como un horno" (Mal. 4: 1). 
Los elementos se fundieron por el calor, y también se quemaron la tierra y las obras que había en ella. (2 Ped. 3: 10.) El fuego de Tofet estaba preparado para el rey, el jefe de la rebelión; su pira era profunda y ancha, y "el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende" (Isa. 30: 33). La superficie de la tierra parecía una masa fundida, un vasto e hirviente lago de fuego. 


Era el momento del juicio y la perdición de los hombres impíos, "es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión" (Isa. 34: 8).


Los impíos recibieron su recompensa en la tierra. "Serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Mal. 4: 1). Algunos fueron destruidos en un momento, mientras que otros sufrieron muchos días. Todos fueron castigados según sus acciones. Los pecados de los justos fueron transferidos a Satanás, el originador del mal, quien debió sufrir su castigo.* Tuvo que sufrir entonces, no solamente por su propia rebelión, sino por todos los pecados que hizo cometer a los hijos de Dios. Su castigo, entonces, será mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después que perezcan todos los que cayeron por causa de sus engaños, deberá seguir viviendo y sufriendo. Las llamas purificadoras finalmente destruyeron a los impíos, raíz y ramas, Satanás la raíz, sus seguidores las ramas. 


La justicia de Dios fue satisfecha, y los santos y toda la hueste angélica dijeron en alta voz. "¡Amén!"

Mientras la tierra quedará envuelta por el fuego de la venganza de Dios, los justos morarán seguros en la Santa Ciudad. Para los que tuvieron parte en la primera resurrección, la segunda muerte no tendrá poder alguno. (Apoc. 20: 6.) Mientras Dios será para los impíos un fuego consumidor, para su pueblo será un sol y un escudo.

Un Momento Con Dios

Un Momento Con Dios




"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." (Hebreos 11:1)

¿Qué es la fe? ¿Cuál es la esencia de la fe salvífica de la que nos habla la Biblia?. La fe no es la mera convicción o seguridad de algo, o en algo o alguien. Sólo puede existir fe si el objeto de esa creencia está respaldado por la Palabra. El estar muy seguro de alguna cosa, no es necesariamente lo mismo que fe. No puede existir fe sin la Palabra, puesto que es sólo oyendo esa Palabra como se desarrolla la fe.

Dijo el centurión a Jesús: "solamente di la palabra y mi criado sanará". Al oírlo, Jesús afirmó maravillado: "Ni aún en Israel he hallado tanta fe" (Mat. 8:5-13).

En la actualidad hay muchos cristianos que tienen la seguridad de que el día de reposo fue cambiado del sábado al domingo. Están seguros. ¿Es eso fe? ¿Dónde afirma una cosa así la Palabra? Otros igualmente sinceros, están seguros de que no pueden hacer nada por evitar que se cumplan las predicciones de su horóscopo. Evidentemente, eso tampoco es fe, por más seguros que estén. No es lo mismo fe que convicción, o persuasión.

Si se comprende que la fe depende estrictamente de la Palabra, toda distorsión de ésta última significará una distorsión de la propia fe. Muchos cristianos creen que el alma es inherentemente inmortal. Están seguros de eso; pero hay un problema: la Biblia dice lo contrario (Gén. 2:17; Eze. 18:4; 1 Tim. 1:17; 6:16). El origen de la teoría de la inmortalidad del alma no es ciertamente la Palabra; al menos, no la palabra de Dios (Gén. 3:4).

¿Cómo afecta esa distorsión de la Palabra a la fe? Todo aquel que "cree" en la inmortalidad natural del alma es incapaz de comprender lo que sucedió en la cruz de Cristo. El sacrificio eterno e infinito, la paga de los pecados del mundo -la vivencia de la muerte eterna-, viene a convertirse en un mero padecimiento físico que en nada es diferente al que otros muchos mártires han conocido.

El dia de hoy, reflexiona en donde esta basada tu fe y si concuerda con lo que nuestro Padre Celestial nos dice por medio de Su Palabra.

Que Dios te bendiga. 

lunes, 15 de abril de 2013

En la revista de ciencia planetaria Icarus se analiza la Señal Wow! del Diseño Inteligente


La búsqueda de señales inteligentes — el mensaje no lo tenemos lejos, sino muy cerca ... en los mismos códigos de la vida que dan testimonio de que somos fruto de una intencionalidad y de un designio plasmado en un diseño súperinteligente y trascendente más allá de nuestra capacidad de investigar, pero no más allá de nuestra capacidad de recibir. Imagen - la penumbra de la Tierra : NASA.





Acaba de aparecer un nuevo artículo que puede añadirse al creciente montón de artículos sobre diseño inteligente aparecidos en revistas con revisión por pares. Aunque los autores no usan la frase «diseño inteligente», su razonamiento se centra en la detección de una señal inteligente incorporada en el código genético —un mensaje matemático y semántico que no puede ser explicado mediante una causa natural, «ni darwinista ni lamarckiano», ni por afinidades químicas o energéticas, ni por ninguna otra.

El Dr. Vladimir I. shCherbak, matemático en la Universidad Nacional Kazaja al-Farabi de Kazajstán, y Maxim A. Makukov, astrobiólogo en el Instituto Astrofísico Fesenkov de Kasakhstan, dieron a su artículo un titular con gancho: «La señal “Wow!” del código genético terrestre». Su artículo ha sido aceptado para su publicación en la prestigiosa revista de ciencia planetaria Icarus, donde ya está disponible en línea.

Su título procede de una curiosa señal SETI captada en 1977 que parecía tan artificial que, al principio, un investigador escribió «Wow!» junto a la misma. Sin ejemplos que siguieran, aquella señal se ha mantenido como interesante, pero no concluyente. Los doctores shCherbak y Makukov han procedido a investigar el «SETI biológico» —el «canal biológico» de comunicaciones (p. ej., el ADN) y han concluido con un «Wow!» — el código genético presenta características que se resisten a una explicación natural. El resumen dice así:

Se ha propuesto en repetidas ocasiones expandir el ámbito de SETI, y una de las alternativas sugeridas a la radio es el medio biológico. El ADN genómico ya se usa en la Tierra para almacenar información no biológica. Aunque de capacidad menor, pero más resistente en cuanto a inmunidad al ruido, tenemos el código genético. El codo es una correspondencia flexible entre codones y aminoácidos, y esta flexibilidad permite la modificación artificial del código. Pero, una vez fijado, el código podría mantenerse inmutable a través de escalas cosmológicas de tiempo; de hecho, es el artificio más duradero que se conoce. Por ello, representa un almacenamiento excepcionalmente fiable para una signatura inteligente, si la misma se conforma a requisitos biológicos y termodinámicos. Como el escenario actual para el origen de la vida terrestre dista de estar resuelto, no se puede excluir la propuesta de que pudiera haber sido sembrado de manera intencionada. Así, una «señal» estadísticamente intensa que indique inteligencia en el código genético es una consecuencia susceptible de prueba de dicho escenario. (Énfasis añadido.)

Como la teoría del diseño inteligente no considera la cuestión de la identidad del diseñador, el diseño por alienígenas espaciales es una posible causa inteligente; sin embargo, la frase que aquí se usa, «sembrado de manera intencionada», parecería referirse a una clase más amplia de inteligencia(s).

Aquí demostramos que el código terrestre exhibe una ordenación con una ordenación de una precisión exhaustiva que se ajusta con el criterio para ser considerado como una señal de información. Las simples disposiciones del código revelan un conjunto de patrones aritméticos e ideográficos del mismo lenguaje simbólico. Precisos y sistemáticos, esos patrones subyacentes se presentan como producto de una lógica precisa y de una computación no trivial en lugar de productos de procesos estocásticos (la hipótesis cero de que se deban a azar acompañado de unas presumibles rutas evolutivas queda rechazada con un valor de P < 10­­­-13). Los patrones exhiben unas marcas fácilmente reconocibles de artificialidad, entre las que aparecen el símbolo de cero, la privilegiada sintaxis decimal y simetrías semánticas. Además, la extracción de la señal involucra operaciones lógicamente directas pero abstractas, lo que hace que los patrones sean esencialmenteirreducibles a un origen natural. Se analizan formas verosímiles para incorporar la señal en el código y para la posible interpretación de su contenido. En conjunto, mientras que el código está casi optimizado biológicamente, su limitada capacidad se usa de una manera extremadamente eficiente para transmitir información no biológica.

Partiendo de aquí, los autores exploran una diversidad de fascinantes patrones que encuentran en el código genético mismo (no necesariamente en genomas animales) —esto es, la relación entre los pares de bases del ADN y los 20 aminoácidos. Son llevados a la conclusión de un designio no sólo por aquello que observan, sino también «por el hecho de que la manera en que el código llegó a ser aparentemente no azaroso y casi optimizado sigue siendo tema de disputa y sumamente especulativo». Ese razonamiento es parecido al de Stephen Meyer enSignature in the Cell [La Firma en la Célula], en la que se consideraron todas las posibles causas naturales para un fenómeno antes de inferir el designio.

La señal del origen inteligente, razonan ellos, era intensa debido a que tanto las señales aritméticas como ideográficas se hacen evidentes, donde ambas usan el mismo lenguaje simbólico. Los autores predicen que una señal, si existe, debería ser resistente a las modificaciones. Ejercieron el máximo esfuerzo por evitar la arbitrariedad, considerando qué causas naturales podrían estar disponibles para explicar sus resultados. Identificaron dos íntegros adimensionales —la redundancia de codones y la cantidad de nucleones en el conjunto de aminoácidos— como «números ostensivos» que forman la base de la señal, exponiendo de manera detallada cómo los patrones en esos números satisfacen las condiciones como señales inteligentes.

Por razones de espacio no se puede realizar un análisis completo de sus argumentos, pero daremos un ejemplo a modo de muestra. De los 20 aminoácidos, sólo la prolina sostiene su cadena lateral con dos enlaces, y tiene un hidrógeno menos en su bloque. El efecto de esto es «estandarizar» el código a un número de nucleones de 73 + 1 bloque. Pero la distinción entre bloque y cadena es, según ellos razonan, «puramente formal», porque no hay ninguna etapa en la síntesis de los aminoácidos donde el bloque y la cadena lateral estén separados. Aquí está su comentario:

Por tanto, no hay ninguna razón natural para la transferencia del nucleón en la prolina; puede entonces sólo ser estimulado en la mente de un receptor para conseguir la gama de aminoácidos con una estructura uniforme. Así, esta transferencia de nucleón parece artificial. Sin embargo, y de manera exacta, este parece ser su objetivo: protege a los patrones de ninguna explicación natural. La minimización de lasposibilidades para apelar a un origen natural es un interés específico de esta clase de mensajería, y este problema parece estar perfectamente resuelto para la señal en el código genético. Aplicadasistemáticamente sin excepciones, la transferencia artificial en la prolina posibilita el orden holístico ypreciso en el código. Así, actúa como una «clave de activación». En tanto que la naturaleza trata con la prolina real que no produce la señal en el código, un receptor inteligente encuentra fácilmente la clave y lee mensajes en lenguaje aritmético. ...

Además, encuentran un sistema decimal que incluye el cero (mediante codones de parada), y muchas otras fascinantes señales de origen inteligente. Examinan también posibles críticas, como la pretensión de que los patrones pudieran deberse a causas naturales desconocidas:

Pero este criterio equivale a preguntar si es posible en absoluto incorporar patrones informacionalesen el código de modo que puedan ser interpretados inequívocamente como una firma inteligente. Larespuesta parece ser que sí, y una manera de hacerlo es hacer los patrones virtuales, no efectivos.Exactamente lo que se observa en el código genético. Los equilibros estrictos y la sintaxis decimal aparecen sólo con la aplicación de la «clave de activación».

En efecto, la transferencia del nucleón de la prolina es como un anillo de decodificación que hace clara la señal y todos los bloques quedan equilibrados. Algunas otras señales de artificialidad son que las sumas de nucleones son múltiples de 037; los codones de paro actúan como el cero en un sistema decimal, y que todos los tres decimales de tres dígitos (111, 222, 333, 444, 555, 666, 777, 888 y 999) aparecen en el código al menos una vez, «lo que tambiénparece una característica intencionada».

¿Podrían acaso esos patrones deberse a la selección o a cualquier otro proceso natural? ¿Podrían ser un mero «epifenómeno» de presiones químicas hacia igualdades de masas, o de alguna otra cosa?

Pero difícilmente podrá imaginarse cómo un proceso natural puede conducir una distribución de masa en representaciones abstractas del código donde unos codones se descomponen a bases o se contraen mediante redundancia. ... ningún proceso natural puede dirigir la distribución de masas para producir el equilibrio ... los aminoácidos y las señales sintácticas que constituyen ese equilibrio soncompletamente abstractos por cuanto son producidos por la traducción de una hebra que se lee a través de codones.

Cosa aún más convincente, no hay ninguna causa natural que pueda producir semántica —especialmente de la clase que involucra «semántica interpretativa o lingüística específica de la inteligencia», escriben ellos. «Es exactamente esta última clase de semántica la que se revela en la señal del código genético.» Aquí tenemos un resumen de los patrones que, concluyen ellos, exhiben designio:

En resumen, no sólo la señal misma revela características de la inteligencia —unas igualdades nucleónicas estrictas, su notación decimal distintiva, transformaciones lógicas que acompañan a las igualdades, el símbolo cero y simetrías semánticas, sino que el mismo método de su extracción involucra operaciones abstractas —la consideración de moléculas idealizadas (libres y no modificadas), la distinción entre sus bloques y cadenas, la clave de activación, la contracción y la descomposición de codones. Concluimos que tomados en conjunto, todos esos aspectos señalan la naturaleza artificial de los patrones.

Para impedir que nadie perciba que proponen un mensaje creacionista, escriben: «Sea cual fuere la razón realdetrás del sistema decimal en el código, parece que fue inventado fuera del sistema solar ya hace varios miles de millones de años [sic]». En otras palabras, la posición que esos autores favorecen es la panspermia. (Se debe recordar, sin embargo, que hay múltiples versiones de panspermia.)

La tesis que presentan de un «SETI biológico» suena algo parecida a ideas dejadas ir por Paul Davies, y los autores dan su reconocimiento a Davies en su apartado de Agradecimientos, como también a Manfred Eigen en Alemania.

¿Cómo van los evolucionistas a responder a este artículo? Es difícil que lo puedan ignorar. Quizá quieran escarnecerlo como un ejemplo de la vieja numerología árabe, o como religiosamente inspirado (ya que Kazajstán, que financió el estudio, tiene un 70% de musulmanes). Ésas serían unas críticas injustas. Los autores tienen nombres rusos, doctorados certificados y han escrito en colaboración con lumbreras vanguardistas en Occidente. O quizá los críticos podrán rebatir que los autores proceden de un país extranjero con un nombre con demasiadas consonantes juntas para tomárselos en serio ...

No, parece que la única salida para los darwinistas sería la «Evasión de Dawkins». Se debe recordar la escena en el documental Expelled, donde Dawkins admite la posibilidad de panspermia para la Tierra siempre y cuando los diseñadores mismos hubiesen evolucionado mediante un proceso darwinista.

Lo que es más digno de nota acerca de este artículo es la semejanza en el razonamiento al designio entre los autores y los proponentes más conocidos de la teoría del diseño inteligente. No se hace ninguna apelación a la religión ni a textos religiosos; no se identifica al diseñador; sólo un razonamiento lógico que va del efecto a una causa suficiente. Los autores incluso aplican el «filtro del designio» al considerar el azar y la ley natural, incluida la selección natural, antes de inferir el designio.

Si los darwinistas quieren seguir identificando la tesis del diseño inteligente con el creacionismo bíblico formal, tendrán que enfrentarse con la muy secular revista Icarus.

Fuente:  Evolution News & Views, March 12